Es una de las construcciones más grandiosas del mundo que representa una gruta inmensa con escaleras de cascadas a dos lados. El símbolo más pintoresco de la victoria de los rusos sobre los turcos – la fuente de Sansón con la estatua del héroe bíblico desgarrando la bocaza de león, fue erigido en Peterho.
En Peterfof, ciudad acertadamente conocida como el Versalles ruso, visitaremos el museo abierto que cuenta con sus ciento cincuenta fuentes. La más grande de todas ellas es llamada Samson, ya que el agua sube a dieciocho metros de altura, en honor a la victoria de Poltava, una de las más famosas batallas de la Gran Guerra del Norte entre los ejércitos del zar Pedro I de Rusia y el Rey Carlos XII de Suecia.
Petergof o Petrodvorets esta situado a solo 29 km de la ciudad, donde el emperador Pedro I hacía sus memorables fiestas en verano. Desde el majestuoso edificio del Gran Palacio, verdadera obra maestra del arquitecto Rastrelli, desciende una cascada flanqueada por docenas de estatuas doradas que relucen esplendorosas al sol, entre surtidores de agua. Un cuidado canal recoge estas aguas y las entrega al Báltico 500 metros más allá. Para hacerse la idea de la grandiosidad del lugar habría que imaginarse Versalles a la orilla del mar. Asomado al golfo de Finlandia, entre apacibles bosques y primorosos jardines, se encuentra el palacio de Monplaisir, el pabellón favorito del Gran Pedro, cuya engañosa sencillez exterior contrasta con las desbordantes riquezas que atesora su interior. Otro edificio destacado dentro del gran complejo de Petergof es el palacio del Ermitage, famoso por los elaborados ingenios dispuestos para mayor goce de la familia real.
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